
Osca, uno de los más animados comentaristas de los últimos post, me ha pedido que comente hoy algo sobre las elecciones de Taiwán, celebradas el pasado sábado. Como yo no sé mucho del tema, porque sólo escribo cosas banales, he decidido llamar por teléfono al analista político sildavo Yurijslav Juhytrweskinskry, que me ha dicho lo siguiente:
Las elecciones legislativas del pasado 12 de enero fueron ganadas con rotundidad por el Partido Nacionalista o Kuomintang (KMT), partidario del diálogo con los comunistas de la República Popular China, los mismos contra los que ese partido luchó en los años 40, perdiendo la guerra y refugiándose en Taiwán. Las vueltas que da la vida...
Los grandes derrotados son el Partido Demócrata Progresista (PDP), que, pese a haber sido minoritario en dos legislaturas consecutivas, mantiene desde 2000 a su líder, Chen Shui-bian, como presidente de Taiwán. Todo apunta, sin embargo, a que tras las elecciones presidenciales de marzo podría haber un presidente del KMT.
Una de las cosas más alucinantes de la victoria del Kuomintang ha sido su rotundidad: se han llevado ¡más del 70 por ciento de los votos! En unas elecciones que se supone que son limpias -no tiene fama Taiwán de manipular sus urnas- eso es una barbaridad. Los nacionalistas tienen ahora dos tercios del Legislativo, pueden hasta modificar la constitución, si lo desean. Tremendo poder.
Muchos interpretan que la victoria del KMT y la derrota del PDP (partidario de la independencia total de China) significan que los taiwaneses han dicho que sí a la reunificación con China en un futuro cercano.
Pero yo diría que es pronto para afirmar eso: más bien, lo que los taiwaneses han votado es que sus políticos dejen de gastar su tiempo en nacionalismos, que sólo han servido en los últimos años para distanciar a Taiwán de China (su mayor socio comercial) y no han ido nada bien a las arcas del país.
En los últimos años ha habido muchos gestos hacia el independentismo, de la mano del PDP: retirada en la isla de estatuas del líder nacionalista Chiang Kai-shek, nuevos pasaportes con la palabra "Taiwán" en la portada, negativa a que la antorcha de Pekín 2008 pase por la isla, pasos para un referéndum pro independencia... Pero a los votantes taiwaneses esto les ha parecido una pérdida de energía, que ha repercutido en un empeoramiento de la economía y un mayor aislamiento internacional de Taiwán.
¿Significa eso que los taiwaneses quieren ser chinos? No. Significa que no quieren ser independentistas radicales. Prefieren ir a los aspectos prácticos (y en ese aspecto, comparten muchos puntos en común con los chinos) antes que entretenerse en los ideales taiwneses, aunque los tengan.
KMT PDP No parecen temer el avance de China, ni que el régimen comunista aproveche la coyuntura para una anexión: ese país está ahora liado con los JJOO de Pekín, la Expo de Shanghai 2010, y no quiere lanzarse a invasiones de islas, más ahora que ve que en Taiwán el independentismo acaba perjudicándose él sólo. De momento, para Pekín la reunificación es un objetivo a largo plazo, y ahora la economía del país va bien, conviene no desestabilizarla con conflictos armados.
Tampoco parece que si en el futuro le fueran mal las cosas a China se pondría a invadir o atacar Taiwán (no se le pasó por la cabeza atacar la isla durante la Revolución Cultural, o tras la matanza de Tiananmen, por ejemplo). En este sentido, su política durante las crisis dista mucho de la de países como EEUU o Rusia.
Se dice que a lo mejor Taiwán podría acabar siendo parte de China pero con gran autonomía política y económica, al estilo de Hong Kong y Macao y la fórmula "un país, dos sistemas". Pero no debe olvidarse que en Taiwán, a diferencia de Hong Kong y Macao, hay gente que nunca se ha sentido china: en 1949 se sintieron invadidos por las tropas del KMT que allí se refugiaban, y sus descendientes siguen pensando que el país está ocupado por ellos. Hay que tener en cuenta a esa minoría -que es, supongo, la que aún vota al PDP- cuando Taiwán decida su futuro.
Respecto a EEUU y Japón, grandes aliados de Taiwán y partidarios de que se mantenga Taiwán como "china en el zapato" de Pekín... pues estoy seguro de que harán todo lo posible en sus manos para evitar que China y Taiwán se reunifiquen, aunque no creo que lleguen a una confrontación directa con Pekín por ese tema.
Aún quedan muchos años de larga diplomacia entre Pekín, Taipei, Washington y Tokio.
Bueno, eso es lo que me ha dicho el señor Juhytrweskinskry. Sólo una apostilla: seguro que, pase lo que pase, el parlamento de Taiwán seguirá siendo escenario de las ya tradicionales trifulcas entre sus parlamentarios. Porque hay cosas que no deben perderse...
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