
Los veinte cuentos presentados al I Concurso de Relatos Cortos "Villa de Pekín" han sido leídos y votados secreta y sabiamente por los cuatro miembros del jurado, que, recuerdo una vez más, han sido:
- Cristian Segura, periodista residente en Pekín y jugador del equipo de hockey hierba de la capital china. También tiene blog.
- Andrea Rodés, corresponsal de "Publico" en China y autora de "China con Palillos". También dispone de bitácora.
- Caco Barajas, compañero de viajes y actualmente realquilado en mi casa. No tiene blog, que se sepa.
- Yo, periodista, bloguero y ferviente defensor del pato laqueado.
De notario para dar fe de los resultados nos hubiera gustado que viniera el Luisma, que seguro que le hubiera hecho mucha ilusión...
Pero como no le hemos localizado, y los notarios de verdad están muy caros, tendréis que creer en mi testimonio a la hora de decir que los premiados son los siguientes:
PRIMER PREMIO para MARÍA JEREZ, que con este relato se ha ganado una calculadora parlante de regalo (y ojo que la calculadora habla chino):
Me sentía muy afortunada por ser una flor de loto en un estanque.
En una ocasión me fijé en una carpa de brillantes escamas nadando libre y elegantemente, y me sentí muy desgraciada por no ser una carpa.
Hasta el día en que el cocinero de la gran dama pescó a la carpa para la cena… y es que no es fácil ser una carpa en Pekín.
Soy feliz, soy una simple flor de loto en un estanque.
SEGUNDO PREMIO para CRISTINA CORTÉS, que participó con este cuento:
Lentamente, abrió su mano. La perla cayó y rodó por la alfombra de seda hasta esconderse bajo un arcón.
Miró la palma ahora vacía. Una marca roja recordaba la huella exacta donde antes estuvo la perla. Frotó con suavidad el lugar como queriendo borrarla.
Sonó la puerta principal y las voces de los recién llegados de Pekín le trajeron de nuevo a la habitación. No merecía la pena…siempre supo que era escoria.
Esta misma tarde firmaría el traslado.
En el TERCER PREMIO hay empate, pues dos cuentos obtuvieron la misma puntuación del jurado. Reciben ex aequo los honores broncíneos los relatos de JUAN ABREU y KARLOS ALGABA.
Relato de Juan:
Anoche soñé algo extraño. Estaba en un bote, en medio de la nada. Frente a mí un enorme barco chino, de esos que tienen las velas como abanico de señora. Sonaba "Lucy in the Sky with Diamonds".
Un personaje desde la proa, me gritó: "Heeey". Yo, impactado, hice uso de mis conocimientos de mandarín: "Nijao", vociferé. Se dirigió a su tripulación, en perfecto castellano: "Éste no es chino ni nada, sólo se hace el chulo… Apresadle, llevémosle a Pekín". Hubo risas.
Relato de Karlos:
En una mañana tranquila en Pekín, el sol no llega de pleno, por esa bruma que tiene el ambiente, llevo mis pasos hacia la plaza de Tiananmen, me registran y me dejan pasar, al llegar a la plaza, ella me mira, me sonríe y me llama por mi nombre, sin besarnos, entrelazamos nuestros dedos y caminamos sin hablar hacia la entrada de la Ciudad Prohibida, paso a paso nuestros cuerpos se mezclan con la multitud.
¡Enhorabuena a los premiados! Siento que sólo haya calculadora de regalo para el primer clasificado, pero el resto del podio por lo menos se lleva las mieles de la gloria moral.
A los participantes que no obtuvieron premio, que no se desanimen, habrá nuevas ediciones del concurso en los años venideros, y en cuestión de tres o cuatro décadas este concurso será más famoso que el Planeta.
Mención especial merece el concursante Javier Valls, ya que aunque su cuento no obtuvo los votos suficientes para entrar en la gloria, destacó por ser el más corto de todos los participantes. Reproduzco aquí el texto del relato hiperbreve, que en cierto modo resume muchas cosas:
Pekín... ¡Quién lo iba a decir!
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