
Aquellos que hayáis viajado por China, habréis notado la extraña forma que los chinos tienen de presentar sus atractivos turísticos a los visitantes, bien a través de folletos, bien de carteles, o de viva voz a través de guías turísticos.
El lenguaje empleado, más espeso que un tazón de chocolate con cemento, es complicado de digerir por los no chinos, pero ojo, porque manejar esta peculiar forma de redacción es IMPRESCINDIBLE para lograr que un lugar sea visitado, y apreciado, por esos turistas chinos que se gastan los cuartos en souvenires y fotos con disfraz.
Independientemente de si lo que hay que presentar es la Ciudad Prohibida, los Guerreros de Terracota o el Palacio Potala de Lhasa, los chinos siguen ciertas reglas de presentación de lugares turísticos que nunca deben olvidarse. Son las siguientes:
1-Hiperbolización del lugar: Se ha de destacar su grandiosidad, recurriendo a las exageraciones si es necesario, utilizando epítetos grandilocuentes, y recordando que el lugar ostenta el récord del mundo en tal o cual cosa, aunque se trate de plusmarcas de lo más extraño e intrascendente.
2-Minuciosidad y redundancia en la descripción: El lugar ha de ser descrito en palabras sencillas pero minuciosas, contando cosas que el visitante puede ver sin necesidad de que se lo escriban en un folleto. Por ejemplo, en los folletos de la Ciudad Prohibida, es probable que ponga "se trata de un palacio de muros rojos y tejados amarillos".
3-Enumeración ad nauseam: Se han de citar cifras y más cifras en torno al lugar, desde el número de ladrillos hasta los metros cuadrados de sus cuartos de baño, con el único fin de marear al visitante con grandes números.
4-Visitas ilustres: El turista ha de ser informado –a veces con fotos- de las celebridades que con anterioridad han estado el lugar, especialmente si son políticos comunistas chinos. Si Mao Zedong estuvo allí, eso es ya el no va más.
Lo anterior es la teoría: veamos ahora un caso práctico, que de paso puede servir de sugerencia a los operadores turísticos de España o Latinoamérica que quieran llevar grupos de turistas chinos a ver los bellos monumentos de nuestra geografía. Para triunfar, habría que escribir algo así:

EL PILAR DE ZARAGOZA (VERSIÓN PARA TURISTAS CHINOS).
El Pilar de Zaragoza es una de las obras más bellas de la arquitectura mundial, elogiada durante siglos por reyes, nobles y artistas. Su grandiosidad, su belleza y hermosura han aparecido en miles de libros, películas y revistas. En las listas de obras bellas de Europa, América y Asia el Pilar de Zaragoza aparece siempre en los primeros lugares, y todos los que la contemplan se ven sorprendidos por su magnificencia.
El Pilar de Zaragoza es la mayor basílica junto a un río del mundo, y posee la campana de bronce más grande de Europa del Sur, además del tercer pomo de puerta de hierro más pesado de los países que empiezan por E. La plaza que la rodea es la más grande de Europa, y el arzobispo que en ella imparte misa tiene las orejas más grandes de toda la Conferencia Episcopal española y parte de la portuguesa.
El Pilar de Zaragoza tiene una planta cuadrada, con una puerta para entrar que también sirve para salir, y cuatro torres, además de 16 cúpulas, veinte ventanas y 3.568 bancos para que los fieles se sienten en ellos cuando van a misa. Tiene suelo y techo, de varios colores, entre los que destacan blanco, negro, marrón, amarillo, azul, verde, rojo y ocre ajamonado. Por las ventanas entra luz, aunque en los días nublados entra poca.
El Pilar de Zaragoza tiene 13.654 metros cuadrados, de los que 6.854 corresponden a la planta central, 876 a la sacristía, 230 a la capilla de San Judas Tadeo y 976 a la oficina de medición de metros cuadrados de la basílica. Sin embargo, mediciones de 1843 opinan que los metros cuadrados totales son 13.652, y no los 13.654 antes señalados. Probablemente se debe a que al medir la capilla de San Judas Tadeo contaron 228 metros cuadrados, en vez de 230. La basílica tiene 6 confesionarios, 5 pilas bautismales, 8 puestos de venta de postales, 32 cuadros de la Virgen con la boca abierta, 78 de la Virgen con la boca cerrada, y 12.456.328 cagadas de palomas en su cubierta. La media de feligreses los domingos es de 5.432, y la media ponderada, 4.234. La raíz cuadrada del arco de su bóveda da, sorprendentemente, el mismo número que la cantidad de cirios encendidos el 13 de marzo de 1984 restada a la cifra de campanadas que se dan cuando se toca a difuntos.
El Pilar de Zaragoza fue visitado por Santiago Carrillo el 12 de junio de 1984, por Dolores Ibárruri el 6 de septiembre de 1979, por Gerardo Iglesias el 9 de noviembre de 1990 y por Paco Frutos el 31 de septiembre de 2007. También ha sido honrado con la presencia de Juan Pablo II, Tony Blair, Montserrat Caballé, Luis Aguilé, Martirio, Luis Sepúlveda y Rasputín. Goya y su amigo Lucientes también la visitaron, y pintaron, en alguna que otra ocasión.
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